Santo Domingo.-Por muchos años se ganó el aplauso de los dominicanos residentes en Nueva York. Ella era la voz privilegiada de los centros de diversión más importantes de la llamada Gran Urbe, pero su sueño siempre fue venir a República Dominicana y sentir desde su patria una ovación que le hiciera sentirse amada.
Y hoy, a dos años de haber hecho maletas y radicarse en Santo Domingo “Diomary La Mala” se ha ganado más que el aplauso deseado.
Dando gracias por todo lo que le ha pasado y los momentos de gloria que ha visto llegar a su carrera, la llamada “Mujer autentica” celebra ser una de las caras nuevas que estrena premios Soberano al lograr una nominación como “Solista del año”.
Nominación
“Estaba con mi esposo y mi hijo en Nueva York y cuando me llamaron que estaba nominada los tres nos abrazamos y empezamos a llorar, porque mi familia sabe muy bien que siempre decía que era un sueño poder estar en este premio, que es el más importante de los dominicanos”, dijo Diomary hablando para EL DÍA.
La cantante que ha logrado posicionarse como la voz más solicitada en estos momentos, habló de cómo llegó a su país y las ganas inmensas que tenía de ser “profeta” en su tierra.
“En 2013, después de participar en un concurso en Puerto Rico, decidí irme a República Dominicana, y de inmediato las cosas fueron saliendo bien, me llamaron para hacer shows, conciertos, ser contraparte de artistas y hasta hacer mis propios conciertos”, dice la cantante que tiene lista una producción y ahora busca consolidar su carrera .
Dios está en control
Su palabra de fuerza siempre ha sido “Dios está en control”, y se lo ha demostrado, pues las bendiciones le han llovido y ha sido mucho lo que ha logrado aquí, incluyendo tener su propio bar en la Zona Colonial.
“Llegue abrazada en Dios, solamente, y detrás del cariño de mi familia que reside en San Francisco de Macoris, así vine a un país que cuando me abrió las puertas todavía no sabía quién era yo como artista”, cuenta la intérprete de “El cigarrillo”, mientras sigue dando gracias por las cosas buenas que le han pasado.
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