Ynmaculada Cruz Hierro
Listín Diario
Santo Domingo.-Al artista de Villa Altagracia, Sergio Vargas, le gustaría que los merengueros dominicanos se reunieran en una iglesia para allí pedirse perdón. Ve conveniente ese gesto, tomando en cuenta que hay mucho resentimiento de por medio, según él, y muestra de ello es que hay proyectos que no han podido ponerse en marcha a pesar de que existe desde hace poco más de un año la asociación “Merengueros siglo
“Entre los merengueros hXXI”.ay dos problemas, uno es que no hay dinero y otro es que hay muchos analfabetos famosos. La asociación es una luz, aunque recomiendo que vayamos a una iglesia y nos pidamos perdón. Hay muchas cosas para pedir perdón, el solo hecho de no poder unirnos es muestra de mucho resentimiento y luego, que vayamos a donde César Mella a ponernos un tratamiento”, dijo con cara de seriedad el “Negrito de Villa”, quien reitera que el merengue no está en crisis.
Lo que sí cree el intérprete de “Vete y dile” es que “a nadie le ha importado la herencia cultural de República Dominicana” y por ello el merengue no está en la radio y mucho menos lo bailan y cantan los niños y jóvenes dominicanos .
¿Cómo se puede lograr un relevo? Es la gran pregunta, sobre todo cuando los líderes merengueros como Sergio reconocen que la vejez pronto tocará a su puerta.
Él tiene una propuesta en torno a esta interrogante. “Si los padres comienzan a empoderarse, la cosa cambia. Los niños y jóvenes no bailan el merengue porque no lo conocen, lo sacaron de la radio desde hace más de 9 años. Nadie conoce lo que no escuchan”, enfatizó el artista residente en Villa Altagracia, pueblo donde espera vivir su vejez y si algún día llega, también su retiro.
En el Cibao
Se molesta cuando le hablan de crisis del merengue, porque no es lo que él ve en la cuna de donde brotó este contagioso ritmo: Santiago.
Se molesta cuando le hablan de crisis del merengue, porque no es lo que él ve en la cuna de donde brotó este contagioso ritmo: Santiago.
“En Santiago no hay crisis en el merengue, es el plato diario en los hogares cibaeños y los niños y los jóvenes lo conocen y lo bailan”, asegura Vargas, quien sacó la cabeza por la familia Vargas Parra a nivel artístico, apoyado por el maestro Dioni Fernández, a quien le debe todo lo que es hoy, treinta años después.
Cuenta que, contrario a lo que sucede en República Dominicana, en Colombia y Venezuela, los niños cantan y bailan merengue, pero “sus padres les ponen el merengue a sus hijos y también lo promueven en las estaciones radiales”.
Aunque no promueve frecuentemente nuevos temas musicales, el merenguero se mantiene cantando casi todo el mes. Aunque no le gusta decirlo, es uno de los merengueros que más fiestas realiza en el país. “Yo no soy que estoy detrás de nadie para que me contraten, ellos llaman a la oficina”, dice.
Agradece al empresario Bienvenido Rodríguez quien le armó un repertorio musical que le ha permitido vivir de él por treinta años. “Bienvenido ha sido el más grande armador de merengue que ha tenido el país. Tenía un olfato impresionante para crear éxitos”.